FONATUR no convenció ni al Gliptodonte

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En la reunión pública informativa que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ofreció para que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) presentara el proyecto del Trazo 5 del Tren Maya y aclarara las dudas que tienen diversos sectores de la sociedad, luego del cambio de trazo original; sirvió únicamente para llevar el proceso como establece la ley.

Es decir, FONATUR no convenció a nadie de que sea viable este proyecto; ni siquiera al Gliptodonte que se encontraba fuera del recinto donde se llevó a cabo la reunión, en este caso la casa del ejido Jacinto Pat, en el municipio de Tulum, Quintana Roo.

Esta reunión informativo, deriva de la consulta pública promovida por la Semarnat luego de que FONATUR presentara la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que era exigida por los grupos ambientalistas hasta que lograron el amparo y una suspensión definitiva del proyecto.

Por ello, los encargados del proyecto que se encuentra detenido, tuvieron que salir este martes y dar la cara a por lo menos 300 asistentes que llegaron a este sitio que, por cierto, se ubica en medio de la nada, es decir, en una zona despoblada y de acceso complicado entre Playa del Carmen y Tulum.

En este lugar, anteriormente estuvo el Museo de la Prehistoria y como recuerdo que aquél queda un enorme Gliptodonte bajo una palapa que dio sombra a algunos de los asistentes que no pudieron ya ingresar al salón principal dado que se llenó por le interés no sólo de los ambientalistas, también de ejidatarios, nacionaleros y comunidades mayas que hay en las cercanías de este trazo que pasara a unos 3 kilómetros del trazo original, sobre la carretera federal 307 que cruza de norte a sur a Quintana Roo.

Por parte de la Semarnat se presentaron a esta reunión publica, Alejandro Pérez Hernández, director general de impacto y riesgo ambiental; Daniel Quezada Daniel, titular de la unidad coordinadora de participación social y transparencia; y José Luis Juan Bravo Soto, director de estudios y políticas de cambio climático y manejo ecosistémico, el cual fungió como moderador.

Para presentar y defender el proyecto de FONATUR, estuvieron Rafael Villegas Patraca, Oscar Muñoz Jiménez, Armando Zazueta Hernández, Alessandro Medina Chena; y el gerente de obras del Tren Maya, Efraín Olivares.

Los cinco expusieron las distintas partes que comprende la MIA, desde el medio físico, biótico y pasajístico; y, en la sección de preguntas y respuestas, trataron de aclarar los cuestionamientos como los riesgos ambientales en caso de un descarrilamiento transportando material peligroso o combustible.

En qué se basaron para este nuevo trazo, si contaban con estudios previos de factibilidad, , si los expertos del proyecto estaban enterados de los daños ya causados por FONATUR en este mismo proyecto, al haber iniciado obras sin los estudios; si conocen el impacto social, si cuentan con el estudio justificativo por el cambio de uso de suelo (donde reconocieron que no), si hay modelos de crecimiento territorial y una larga lista de preguntas que se plantearon en 68 papeletas que se repartieron entre los asistentes y donde plasmaron desde una hasta cinco o seis preguntas, lo que prolongó por horas la reunión.

Al final, todo esta presentación se resumió a una sola pregunta planteada por José Urbina, el mismo especialista que logró la suspensión definitiva; le preguntó a los de FONATUR si con todas esas tecnologías y técnicas para conocer el terreno que afectarán no pudieron utilizarlo para resolver el problema que se presentó en el trazo original; es decir, para que presumían si, sencillamente, no se resolvió originalmente, por lo que insinuó que detrás de esto no hay más que intereses económicos. La gente no aplaudió al proyecto, aplaudió a tan inteligente pregunta que, de plano, dejó desarmados a los ponentes.

Posteriormente, se presentaron otras ponencias de quienes se oponen al proyecto, y que sustentaron mejor o por lo menos tuvieron más credibilidad entre los asistentes.

Al final se leyó el acta circunstanciada de esta reunión, y se retiraron, dejando al Gliptodonte sólo, con la tranquilidad de que, al estar extinto, a él no le afectará el Tren Maya.