Con la prórroga de casi un mes otorgada por Donald Trump en la aplicación arbitraria de aranceles a los productos mexicanos de exportación, se logró un acuerdo que ya quisieran otros países del orbe y ello es loable; sin embargo, la incertidumbre entre los inversionistas prevalece mientras no se encauce en un entendimiento bilateral de largo plazo rumbo a la ratificación del T-MEC, obviamente sin aranceles.
El pírrico triunfo de Sheinbaum merece celebrarse con un festival musical en el Zócalo, en lugar de convertirse en un mitin de cuchillos largos contra los gringos y ello, también hay que rescatarlo, toda vez que a nadie le conviene polarizar los ánimos de la población asentada en ambos lados del río Bravo.
Otro asunto que subyace en el acuerdo de ambos mandatarios es que, sin duda, la presidenta ha aniquilado la fallida y perversa estrategia de “abrazos, no balazos” de López Obrador, además de frenar las caravanas de migrantes ilegales, alentadas por polleros y autoridades del Instituto Nacional de Migración.
Sheinbaum se aventó una carambola de tres bandas en su acuerdo con Trump porque logró apaciguar a los mercados y detener la devaluación del peso frente al dólar; dos, le demostró al mundo que se puede acordar con su contraparte estadounidense, y tres, sin romper con su antecesor, ha dado un golpe de timón que ha derribado grandes escollos en temas de migración y combate a los criminales.
De ninguna manera, por lo menos en estos temas, el nativo de Macuspana trae correa de mando; al contrario, se ha evidenciado el fracaso de López Obrador.
Los retos que enfrenta la jefa del Ejecutivo federal se desenvuelven en diversas pistas; la más relevante es, sin duda, su relación con Donald Trump ante sus arrebatos y extorsión sistemática, pero igual de importante es recomponer el rumbo en materias como salud, educación, energía sustentable, equidad social y, por supuesto, desarrollo económico, entre otros grandes apartados.
Y todo ello debe atenderlo con una escasez sistemática de recursos presupuestales debido al déficit que le heredó su mentor.
La quiebra técnica de Pemex, al mantenerse como la petrolera más endeudada del mundo y con una producción que cae a niveles por debajo de un millón de barriles diarios, es otro desafío que tiene prendidas las alertas en Palacio Nacional.
En este contexto, no hay que escatimar los reconocimientos a la presidenta y sus colaboradores, entre los que destaca Marcelo Ebrard, pero también hay que tener los pies sobre la tierra, en virtud de que se obtuvo una victoria en una guerra que apenas comienza. Con información de el Financiero